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Post mortem – Un colchón de tablas – Limpieza post mortem

El único hijo no quería discutir las condiciones de su padre. Su padre llevaba casi 10 días muerto en su colchón y vivía en la oficina donde regentaba una agencia inmobiliaria. Había que limpiar el lugar lo más rápido posible, ya que había otras habitaciones en el edificio. En el suelo, junto a una mesa enorme, había unas cinco grandes tablas de madera y junto a ellas había botellas de vino vacías. En el mismo ambiente había una enorme cantidad de papeles y una montaña de cajas de cartón con documentos.

En el baño había una docena de platos sucios y por tanto estaba inservible. Olía mal, las cacerolas y las ollas estaban cubiertas de una capa de gusanos.

Generalmente cuando el equipo de Attuale Brasil entra a un lugar donde alguien ha muerto (sin que nadie se dé cuenta), sentimos algo. Siempre nos golpea una mezcla de tristeza, soledad y desesperación. No son nuestros sentimientos sino los de los difuntos los que aún flotan en el aire. Una sensación de pesadez presionando en el pecho. Sabes que está ahí, pero no puedes verlo ni tocarlo, como el frío o el calor.

A juzgar por la insalubridad del lugar, el fallecido, probablemente debido a su estado de salud y mala higiene, se encontraba en aislamiento. Se bebía mucho.

Finalmente murió en un piso sucio, y en su cama quedaron carteles que colgó cuando alguien solicitó sus servicios. Aunque fue un espectáculo muy triste, el dueño de la propiedad nos contrató para limpiar y vaciar completamente el lugar.

El filósofo del siglo XVIII Jean-Jacques Rousseau dijo una vez: “Los accidentes nos obligan a volvernos hacia nosotros mismos, y esto es quizás lo más insoportable para la mayoría de las personas. “Todos estamos pasando por un momento difícil. Mucha gente vive en tristeza y soledad.

Cuando todo y todos te miran por lo que tienes y no por lo que eres, las cosas se salen de control. No podía pagar el alquiler de una propiedad común, por lo que dormía y vivía en su oficina. Si pierdes a causa del alcohol o las drogas (medicamentos) combinados con la depresión, no quedará nada que sustentar. La única compañía que tenía desaparece, sus hijos no le hacen caso, sólo la muerte es la verdadera visita.

Por eso, ahora más que nunca, tenemos que estar ayudándonos unos a otros, para no perdernos ni a los demás ni a nosotros mismos. Literal y figurativamente.

¡La depresión y la soledad es algo que debemos combatir, antes de que llegue la muerte!

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