Una vez que la policía haya completado la investigación y despejado los lugares donde ocurrieron las muertes, alguien debe limpiar estas áreas, que están llenas de manchas de sangre, fluidos corporales e incluso parches de piel. Aquí comienza el trabajo de las empresas especializadas en limpieza post-mortem. El servicio, común en Estados Unidos y Europa, también existe en Brasil. Aquí, los precios varían entre R$ 1.290 y R$ 10 mil y dependen del tamaño de la residencia, las características de la propiedad y la cantidad de días necesarios para completar la limpieza.

En algunos casos, incluso es necesario quitar el inodoro. Inspirado en las empresas norteamericanas, el empresario Paulo Silva, de 42 años, fundó Attuale Brasil en 2010, en São Paulo. La empresa limpia escenarios de homicidios y suicidios y presta otros tres servicios: limpieza post-incendio, limpieza de acaparadores compulsivos -comportamiento caracterizado por la acumulación de elementos- y cocinas industriales.

“Primero retiramos y empacamos todos los elementos contaminados, como colchones y sábanas, y luego comenzamos a limpiar con productos bactericidas hospitalarios. Si la persona murió en el baño, por ejemplo, tenemos que sacar hasta el inodoro”, dijo. Luego de sanitizar todo el ambiente, el empresario dijo que utiliza luz negra para verificar si hay manchas de sangre, además de equipos que rocían bacterias desde el aire. Todo el material infectado se envía para su eliminación.

“Por ello, para la limpieza de las escenas de muerte es necesario el uso de equipos de protección personal adecuados, como guantes, gafas y bata de laboratorio, y productos químicos específicos. No es suficiente usar solo agua. Es importante, por tanto, que lo haga un profesional”.